Guía completa para contratar a un freelance en España

contrato de trabajo freelance
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Contratar a un freelance es una práctica cada vez más habitual, especialmente en empresas que están empezando y aún no cuentan con recursos suficientes para ampliar su plantilla. Diseñadores, desarrolladores, redactores, consultores, marketers… los profesionales autónomos se han convertido en un apoyo clave para lanzar proyectos, cubrir necesidades puntuales o acelerar el crecimiento sin asumir los costes fijos de una contratación tradicional.

Pero no solo las startups recurren a este modelo. Las empresas medianas y grandes también contratan freelancers cuando necesitan responder a picos de alta demanda, desarrollar proyectos específicos para clientes, cubrir una baja temporal o incorporar perfiles muy especializados durante un tiempo limitado.

En cualquiera de estos casos, hay un elemento que no se puede pasar por alto: el contrato de trabajo freelance. Lejos de ser un simple trámite, este documento es fundamental para evitar malentendidos y construir la base de una colaboración de éxito.

En este artículo te explicamos qué es un contrato de trabajo freelance, qué cláusulas esenciales debe incluir, cuáles son sus ventajas y qué aspectos legales debes tener en cuenta. Además, verás cómo puedes crear el tuyo en cuestión de minutos sin complicarte la vida.

¿Qué es un contrato de trabajo freelance?

El contrato de trabajo freelance es un acuerdo de prestación de servicios entre un profesional autónomo y un cliente, que puede ser tanto otro autónomo como una empresa. A través de este contrato se definen las condiciones en las que el freelance prestará sus servicios, así como las obligaciones y derechos de ambas partes.

A diferencia de un contrato laboral ordinario, en el trabajo freelance no existe una relación de dependencia o subordinación. El profesional actúa de forma independiente, organiza su tiempo y utiliza sus propios medios para llevar a cabo el trabajo. Además, suele tratarse de una relación con una duración determinada o vinculada a un proyecto concreto, no indefinida.

Ahora bien, que sea una relación independiente no significa que el contrato freelance sea una mera formalidad. Todo lo contrario. Este tipo de contrato aporta seguridad jurídica tanto al cliente como al profesional, ayuda a prevenir conflictos y deja por escrito aspectos clave como el alcance del servicio, los plazos o la forma de pago.

¿Cuáles son las cláusulas esenciales de un contrato de trabajo freelance?

Un buen contrato freelance no tiene por qué ser excesivamente largo, pero sí debe ser claro y completo. Estas son las cláusulas que no deberían faltar:

  • Alcance: define qué servicios se van a prestar, qué tareas están incluidas y cuáles quedan fuera. Cuanto más concreto sea este apartado, menos margen habrá para interpretaciones.
  • Plazos: define fechas de entrega final y, si el proyecto es largo, hitos intermedios. Esto ayuda a organizar el trabajo y gestionar expectativas.
  • Pago: incluye el importe total, la forma de pago y especifica si el pago es por proyecto, por horas o mensual.
  • Responsabilidades: determina qué responsabilidades asume cada parte y hasta dónde llega la responsabilidad del freelance en caso de errores, retrasos o incumplimientos.
  • Propiedad intelectual: es un punto crítico. Debes dejar por escrito que, una vez pagado el servicio, la propiedad de los materiales creados (logos, código, textos) pasa a ser de tu empresa. Si no se dice nada, la ley suele proteger al autor original.
  • Confidencialidad y protección de datos: protege la información sensible a la que el freelance pueda tener acceso y regula el tratamiento de datos personales conforme a la normativa vigente.
  • Sanciones, ajustes y jurisdicción: recoge posibles penalizaciones, condiciones para modificar el contrato y la jurisdicción aplicable en caso de conflicto.

¿Cuáles son sus ventajas?

Tener un contrato bien redactado no es solo «cubrirse las espaldas», tiene beneficios directos en el día a día del proyecto:

  • Alienación del servicio con las expectativas: todo queda por escrito desde el principio, lo que reduce malentendidos y frustraciones.
  • Presupuesto cerrado: sabes cuánto vas a pagar desde el minuto uno, sin extras inesperados.
  • Seguridad jurídica: te protege frente a posibles reclamaciones y te da una base legal sólida si el trabajo no se entrega o es de mala calidad.
  • Profesionalidad y confianza: transmite seriedad y refuerza la relación profesional desde el primer momento.
  • Evitar filtraciones de datos: las cláusulas de confidencialidad protegen información estratégica o sensible.
  • Criterios de aprobación objetivos: el contrato define qué se considera un «trabajo terminado», lo que facilita enormemente el proceso de revisión y aprobación.
  • Continuidad y ajustes: puedes incluir cláusulas sobre cómo renovar el servicio o cómo cancelarlo de forma amistosa si tus necesidades cambian.

Otras consideraciones legales a tener en cuenta

Como hemos visto, el contrato de trabajo freelance es distinto del contrato laboral ordinario. En España, este tipo de relaciones se rigen principalmente por la Ley 20/2007, del Estatuto del Trabajo Autónomo.

Para evitar el temido riesgo de los «falsos autónomos» (que es cuando Hacienda o la Seguridad Social consideran que el freelance es en realidad un trabajador que debería estar en nómina), debes respetar tres reglas de oro:

  • Evita el control horario: no puedes obligar a un freelance a cumplir un horario de 9:00 a 18:00 en tu oficina. Él debe tener autonomía para organizar su jornada, siempre que cumpla con los plazos de entrega.
  • Resultados, no procesos: tú puedes (y debes) determinar qué resultado quieres obtener y bajo qué estándares de calidad, pero no puedes dirigir paso a paso cómo debe realizar su trabajo. El freelance aporta su propia metodología.
  • Factura obligatoria: el profesional debe facturar sus servicicios con sus impuestos correspondientes (IVA e IRPF, según el caso). Nunca pagues «en B» ni mediante transferencias informales.

Mejores prácticas para formalizar un contrato de trabajo freelance

Más allá del contenido legal, hay una serie de buenas prácticas que facilitan mucho este tipo de colaboraciones:

  • Crear un briefing detallado: definir objetivos, alcance, KPIs y expectativas antes incluso de redactar el contrato ahorra tiempo y problemas.
  • Propuesta objetiva previa al contrato: una propuesta clara sirve como base para el acuerdo final y evita cambios de rumbo innecesarios.
  • Fijar un depósito o un adelanto: lo habitual es entre un 30 % y un 50 % al firmar, y el resto al alcanzar hitos o en la entrega final.
  • Firma electrónica: agiliza el proceso y permite formalizar el contrato en minutos, sin papeleo ni desplazamientos.
  • Definir los canales de comunicación: deja claro si os comunicaréis por Slack, email o reuniones semanales. Esto ayuda a que el flujo de trabajo no se interrumpa y que no haya malentendidos sobre dónde se dieron las instrucciones.

Contratar a un freelance es una de las mejores decisiones que puedes tomar para hacer crecer tu negocio. Eso sí, para que la experiencia sea positiva, el contrato de trabajo freelance no es negociable. Dedicar unos minutos a hacerlo bien desde el principio puede ahorrarte muchos dolores de cabeza más adelante.

Ahinóam Rodríguez

Copywriter y redactora del blog Emprendecontuweb. Me especializo en la creación de contenidos optimizados para SEO en los blogs corporativos de mis clientes. Me apasiona la lectura y dedico parte de mi tiempo libre al cuidado de los animales

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